Aquellos alimentos secos como el azúcar o la harina deben conservarse en envases cerrados herméticamente, limpios y secos. Estos deberán guardarse en una despensa donde se mantengan a salvo de la humedad y de las temperaturas extremas.
Las carnes, por otra parte, deben conservarse de forma adecuada como parte de una buena higiene alimenticia. Puedes utilizar recipientes diseñados especialmente para guardarla en el congelador y así preservarla en buen estado. Congelarlas es la mejor forma de retardar el proceso de descomposición y por lo tanto, de reducir las posibilidades de intoxicación por consumir alimentos en mal estado.
La higiene de los alimentos también incluye la limpieza de la zona de su preparación. Esta debe estar libre de gérmenes. Los utensilios deben lavarse antes de ser utilizados. Las encimeras de la cocina y las tablas de cortar también deben encontrarse perfectamente limpias. Mantener la cocina en una buena condición sanitaria reduce el riesgo de contraer enfermedades al momento de preparar la comida.
La contaminación cruzada también es un elemento importante dentro de la higiene de los alimentos. Esta puede ocurrir cuando utilizamos los mismos utensilios de cocina para preparar más de un alimento a la vez. Por ejemplo, si utilizamos un cuchillo para cortar un trozo de carne crudo y luego lo utilizamos para cortar una ensalada. Por lo tanto, para evitar una posible contaminación, es recomendable limpiar cada utensilio después de haberlo utilizado.
Por último, debemos tener en cuenta la higiene al momento de servir los alimentos. Los platos que utilicemos deben estar limpios. Te aconsejamos enjuagarlos rápidamente con agua caliente y un poco de detergente antes de su uso. Esto evitará que las bacterias se transfieran a la comida.
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