sábado, 15 de noviembre de 2014

Cuidado de la piel cara, manos, y pies

A veces, las personas somos descuidadas tanto con los demás, como con nosotros mismos.  La cara, manos y los pies son partes del cuerpo a las cuales muchas veces no damos la suficiente importancia.

Cara

Son muy variadas esas agresiones que recibe la piel de la cara. Destacan las ambientales, especialmente físicas. La exposición a radiaciones ultravioletas procedentes del sol, excesivas y sin una protección suficiente, favorece un envejecimiento temprano de la piel.

Otras circunstancias ambientales como el frío y el viento resultan nocivas para la piel de la cara, así como el exceso de humedad. Por otro lado, se debe tener cuidado con las agresiones químicas.

Esas agresiones proceden del ambiente en forma de humo o polvo que se deposita en la piel, aunque también de la aplicación de determinados productos químicos o cosméticos (sobre todo mal conservados o no homologados). El tabaco resulta especialmente nocivo.

No todas las personas tienen el mismo tipo de piel, con lo cual resisten de distinta forma a esas agresiones. Las personas con una piel grasa, tienden a resistir mejor esos agentes nocivos.

 La grasa supone una capa protectora de la piel debido a que genera un manto que recubre la capa más externa (con propiedades aislantes y germinicidas). En cambio, la piel seca sufre peor la acción de esos agentes.

En ese caso, con facilidad se deteriora el manto protector quedando expuestas las capas más superficiales de la piel.

Los efectos de las agresiones sobre la piel son variados, aunque predomina la aparición de lesiones descamativas así como un envejecimiento precoz.

Esas lesiones descamativas se producen por una pérdida del manto protector de la piel. Los estratos superficiales quedan expuestos sufriendo un deterioro rápido que ocasiona la aparición de esas lesiones.

 Esas lesiones adquieren un aspecto descamativo e incluso inflamatorio llegando a alcanzar zonas más profundas, especialmente en los pliegues o donde la tensión de la piel es mayor.

Ese tipo de lesión puede recuperarse con un tratamiento adecuado, sin embargo esto es más difícil con el envejecimiento de la piel.

 Ese envejecimiento se origina por la pérdida de hidratación y una degeneración de las estructuras fibrilares que le dan soporte.

 La deshidratación ocasiona una disminución de la turgencia y aspecto brillante de la piel, mientras que la destrucción de las estructuras fibrilares (especialmente colágeno) origina una pérdida de firmeza. Como consecuencia la piel de todos esos cambios pierde elasticidad y flexibilidad, formándose arrugas y bolsas.

Para evitar ese deterioro de la piel conviene conocer las características de la misma. La piel grasa puede resultar más fácil de proteger, pero se debe tener cuidado con la limpieza de la misma.

 Esa piel acumula secreciones en mayor cantidad generando problemas con frecuencia de foliculitis. La piel seca debe ser protegida con más esmero. Para ello, hay que evitar la exposición excesiva a las agresiones físicas (ultravioletas, humedad, viento) y químicas.

 Al final del día o incluso en algún momento más conviene protegerla con alguna crema hidratante. Sin embargo, también hay que tener cuidado realizando una limpieza de la misma con el fin de eliminar restos de cremas o cosméticos (con frecuencia atrapan polvo u otras sustancias).

 Esa limpieza se recomienda que sea al menos dos veces al día, empleando esponjas o cepillos suaves (eliminan restos de suciedad o las capas córneas más deterioradas, sin lesionar la piel).

 Es conveniente eliminar el tabaco y como muchos afirman, controlar el estrés y hacer un masaje tonificante (nunca estirando excesivamente la piel, sobre todo hacia abajo) de la musculatura facial pues mejoran su firmeza y flexibilidad. En este sentido, la risa parece ser una terapia muy recomendable.

Las manos


Las manos están sometidas también a múltiples agresiones a lo largo del día. Las principales agresiones provienen del empleo de sustancias químicas como detergentes o colorantes.

 Estas sustancias tienen la capacidad de degradar las grasas, con lo cual destruyen con facilidad el manto graso que protege la piel.

Si se manipulan estas sustancias sin una protección adecuada se origina una piel seca descamativa y fácil de lesionar. En los casos más graves o cuando existe cierta sensibilización a algunos de los compuestos empleados, pueden aparecer en la piel placas rojas que se extienden, dando lugar posteriormente a la aparición de grietas muy dolorosas.

Para la realización de cualquier trabajo con dichas sustancias conviene proteger las manos con guantes. Si los guantes nos irritan, es recomendable ponerse otros de algodón por debajo.

Son muy útiles las cremas hidratantes, que recuperan el manto graso de la piel. Es recomendable realizarse varias aplicaciones al día incluso cuando estamos empleando guantes, al absorberse más fácilmente la crema por el calor que producen. En algunas ocasiones, se puede aplicar la crema hidratante en las manos antes de dormir, cubriéndolas después con unos de algodón.

El cuidado de las uñas es también importante. En los más pequeños, unas uñas cortas pueden evitar que se autolesionen. Para cortarlas es mejor emplear cortauñas y no tijeras. El corte debe ser recto y transversal evitando la lesión de la cutícula que sella la uña.

Como consecuencia de un golpe sobre un dedo, puede aparecer un coágulo debajo de la uña.

 En este caso, si es muy doloroso, es conveniente que lo drene un facultativo. En el supuesto de que la uña quede lesionada, no se debe intentar arrancarla, debido a que podría dañar el lecho ungueal donde se forma la nueva.

Es mejor vendarla y esperar a que la nueva uña que surja la desprenda.
En el caso de que haya penetrado una astilla o espina en la piel, hay que procurar retirarla con unas pinzas siguiendo el ángulo de entrada. Se puede intentar esterilizar previamente las pinzas con fuego. Si la astilla es visible bajo la piel, se puede abrir parte de la misma hasta que se pueda sacar.

Una vez extraída la astilla, conviene apretar la zona con el fin de que sangre algo, lavando a continuación la herida con agua y jabón durante cinco minutos.

 Si se nos clava un anzuelo de pescar, en este caso no hay que retirarlo siguiendo el trayecto de entrada pues el gancho lesionaría los tejidos. Para evitarlo conviene hacer salir la punta a través de la piel y a continuación cortar el gancho o cubrirlo con hilo para poder retirar después el anzuelo.

Los pies


Es conveniente lavarse diariamente los pies, sobretodo cuando la sudoración es importante. En caso contrario, pueden aparecer problemas de olor o infecciones. Después de lavarlos se han de secar bien, sobretodo los espacios interdigitales. Este cuidado de los pies es fundamental en deportistas, por la mayor facilidad a sufrir infecciones por hongos que suelen afectar a esas zonas con una mayor humedad.

Los pies pueden sufrir por el empleo de zapatos inadecuados o con un tacón excesivamente alto. El pie tiene una forma de arco que distribuye la carga que soporta a partes iguales entre el talón y la parte anterior. Si se emplean tacones excesivamente elevados, se produce una sobrecarga sobre la parte delantera del pie que puede llegar a ser del setenta por ciento del peso.

Esta sobrecarga puede producir un aumento en la achura del antepie que facilita la desviación de los dedos con la consiguiente aparición de rozaduras y zonas de “hiperqueratosis” (aumento de la capa córnea o escamosa de la piel). Para eliminar estas “hiperqueratosis” podemos recurrir al empleo de una piedra pómez. En el caso de que persistan o sean muy dolorosas, es necesario acudir al especialista.

El empleo de zapatos no adecuados en los niños o heredados de hermanos mayores, también puede facilitar la aparición en el futuro de estos problemas.

Consejos

Cuidado de la piel de la cara

Lavarse la cara por la noche aplicándose a continuación una crema hidratante.
Evitar el tabaco así como una exposición al sol sin la adecuada protección.
Descansar lo suficiente procurando relajar los músculos de la cara.

Cuidado de la piel de la mano

Manipular productos químicos con la adecuada protección.
Procurar emplear jabones no agresivos e hidratantes.
Aplicarse crema hidratante si observamos que la piel se seca o aparece una descamación importante.

Cuidado de la piel del pie

Emplear un calzado cómodo que se adecue a la forma del pie.
Detectar la aparición de rozaduras o lesiones “hiperqueratósicas”.
Lavarlos diariamente, secándolos a continuación bien.

En resumen

Cualquier producto químico puede sensibilizar la piel, favoreciendo la aparición de una dermatitis o lesión inflamatoria de la misma (enrojecimiento, descamación y presencia de grietas dolorosas). Es necesaria la protección frente al contacto con cualquier compuesto químico, no sólo detergentes, sino también sustancias empleadas en el bricolage, cemento, productos sanitarios etc...

 No debemos automedicarnos con el empleo de cremas que contengan fármacos, sobretodo corticoides. La utilización de estas cremas, si es prolongada, debe realizarse bajo control facultativo por el riesgo de que la absorción a través de la piel acabe produciendo efectos secundarios.

Cómo limpiarte las uñas de los pies






Las uñas de los pies se ensucian cuando usas muy seguido calcetines o medias y no hay mucho aire disponible para tus pies.

Tener las uñas de los pies sucias se puede ver muy mal, ya que los pies son catalogados como poco atractivos y ¡tener las uñas de los pies sucias sólo los hace ver aún peor! Sin embargo, es muy natural tener las uñas de los pies sucias y muchas de nosotras generalmente las tenemos sucias, pero es fácil limpiarlas y eventualmente pueden verse hermosas. Ya que tus uñas siempre están a la vista, es bueno hacerlas que se vean lo mejor que puedas.


Pasos a seguir


Mantén tus uñas de los pies cortas. Tener las uñas largas y curvas nunca ha sido atractivo y mantenerlas cortas hará que no sólo se vean limpias sino también muy pulcras, lo que significa que las uñas se ven menos desastrosas y mucho más limpias.

Usa un cepillo para uñas. Este es fácil de usar y remueve gentilmente la piel muerta y toda la suciedad debajo de tus uñas, dejándolas viéndose en buenas condiciones.

Recuerda lavarlas cuando te estés bañando/en la tina de baño. Siempre deberías usar jabón en tu cuerpo para estar libre de suciedad y olor corporal, así que ¿Por qué debería ser diferente para tus pies? Usa un jabón suave para tus pies y trata de asegurarte de limpiar no sólo la parte de alrededor de las uñas sino también tus dedos y talones.

Si usas mucho los zapatos, déjalos de usar unos días para que se sequen, ya que tener los pies húmedos y cubiertos constantemente puede llevar a que las uñas se vuelvan quebradizas y resecas. Usa talco por las mañanas si te sudan mucho los pies a través del día, esto los dejará no sólo viéndose frescos y limpios, sino también olorosos y sintiéndose frescos.


Asegúrate de usar un limpiador de uñas que puedes encontrar en ciertos cortaúñas. Este remueve la suciedad y limpia el área también.

Finalmente, para mantener las uñas de los pies viéndose limpias y frescas, usa un barniz de uñas colorido para que se vean como nuevas. Asegúrate de quitártelo y volver a ponértelo cada semana para que la apariencia permanezca constante y puedas limpiar tus dedos de los pies como en los pasos que te acabo de mostrar.


Consejos

Intenta hacer que las uñas se vean parejas y pulcras cuando las estés cortando, ya que las uñas disparejas se ven desordenadas y feas.

Cuando te cortes las uñas intenta seguir la curva natural o línea de tus uñas para que se vean mucho más naturales y limpias. Una curva se ve mucho menos rígida que una línea pero puede que tú prefieras una línea.

Puedes tomar un cepillo de dientes nuevo o viejo, ponerle un poco de jabón y restregar tus uñas con él, funciona muy bien. Tus uñas quedarán lindas y brillantes.

Ten cuidado si tienes cortadas en tus pies, ya que esto podría llevar al daño de la piel si usas jabones muy fuertes.

Si tienes las uñas enterradas, asegúrate de que alguien que te ayude a cortarlas y consulta a tu doctor en caso de que los necesites para tomar las precauciones necesarias.